Es una colocación deliberada de héroes fuertes, aquellos que lucharon por lo que creían. Frida Kahlo fue una artista mexicana que pintó una gran cantidad de autorretratos y escenas de dolor, pasión, nacimiento y muerte. Tuvo una vida difícil, que se refleja en su trabajo, pero parece estar quieta y fuerte cuando se la representa en su propio arte.
La Adelita, Pancho Villa y Frida sitúa a la artista en el centro de la obra. Las líneas diagonales oscuras de las pinturas que se muestran detrás de Frida apuntan hacia ella, dirigiendo la mirada del espectador hacia el centro.
Sobre la cabeza de Frida hay un retrato de Pancho Villa, un líder de la Revolución Mexicana que luchó por los pobres. A su lado derecho hay una gran imagen de zapatistas mexicanos sentados con simpatizantes femeninas.
Una referencia a Adelita fortalece aún más el mensaje de la revolución. Adelita es una famosa canción popular sobre una mujer que se enamora del revolucionario Madero. Ella lo sigue y se involucra en la pelea ella misma.
Adelita se ha convertido en un símbolo de la mujer guerrera en México: el nombre es sinónimo de mujeres que defienden sus derechos. Al otro lado de Frida hay un cuadro que parece una escena futurista.
Un edificio moderno que muestra fuerza y lo que está por venir. Solo hay otra figura en la pintura, y es la de un hombre trajeado sentado a un lado. La figura no tiene rostro y se coloca lejos de Frida. Sugiere que esta persona es insignificante, presente pero olvidable al instante.
Kahlo se interesó en la política muy pronto, poco después del accidente de autobús que casi la mata. Miró sus raíces mexicanas y se involucró profundamente en las luchas pasadas de su país.
Muchas de sus pinturas contienen referencias a su país de origen. Ella demuestra que no se puede separar de México, son para siempre parte de lo mismo. La pintura original de La Adelita, Pancho Villa y Frida, que mide 65 cm por 45 cm, se encuentra actualmente en el Instituto de Cultura Tlaxcalteca en México.