Posiblemente una de sus obras más evocadoras, la pintura muestra a una mujer gravemente herida que yace sobre sábanas manchadas de sangre, dominada por una figura masculina que se avecina. Dos pájaros, uno blanco y otro negro, sostienen una pancarta arriba, en la que se muestra el título de la pintura en español, la lengua materna de Kahlo.
Nacida en 1907 en las afueras de la Ciudad de México, Kahlo tuvo una relación tensa con su madre durante su niñez. Cuando solo tenía 6 años, contrajo polio, lo que le provocó una discapacidad de por vida. Para empeorar las cosas, durante su adolescencia, Kahlo resultó gravemente herida en un accidente de autobús, dejándola postrada en cama durante unos meses.
Es durante este tiempo que Kahlo comenzó a pintar. A los 21 años le presentaron a Diego Rivera, uno de los artistas mexicanos más famosos de la época, con quien iniciaría una turbulenta relación. La pareja se casó en 1929 y pronto se embarcaron en varios viajes a América del Norte, sin embargo, no fue hasta que regresaron a México que Kahlo se dio cuenta de la infidelidad de Rivera.
Culpándola por su viaje fallido, Rivera comenzó una aventura con la hermana menor de Kahlo que dejó a su esposa emocionalmente devastada. Ese mismo año, solo produciría 2 pinturas, una de las cuales es 'Unos cuantos piquetitos': la imagen de su angustia quedó al descubierto en el lienzo. Este trabajo es típico del estilo de Kahlo con sus colores llamativos y un eje emocional vívido.
Famosa por su enfoque autobiográfico, Kahlo se inspiró en el arte popular mexicano simplista y agregó un toque surrealista para crear un estilo verdaderamente único que utilizó para documentar su vida. Con su habilidad excepcional para canalizar el sufrimiento en un arte tan poderoso, no es ningún misterio por qué Kahlo es una de las artistas más respetadas de su generación.